El
mareo es un síntoma muy incómodo e invalidante que dificulta a las
personas sus actividades de la vida diaria en ocasiones más que el
dolor.
Podríamos definirlo como una sensación inespecífica de alteración de la posición en el espacio y desequilibrio originada por información anormal desde la columna cervical.
No resulta de una alteración vestibular (del oído), por la que no
produce vértigo verdadero, que sería una sensación subjetiva de rotación
de la persona o del entorno. Muchas veces los pacientes utilizan
indistintamente el término “mareo” para definir distintas sensaciones o
incluso utiliza otros términos como vahídos, desmayos. Es importante que
el fisioterapeuta, a través de la entrevista, sepa cribar y analizar
todos estos términos coloquiales para averiguar con qué síndrome se
encuentra y tratarlo con precisión.
La capacidad de las
personas para orientarse en el espacio depende de la información de la
posición y orientación del cuerpo que viene de:
Los ojos
Los propioceptores o receptores propioceptivos (receptores que hay repartidos por todo el cuerpo y que informan de la postura)
El oído interno
Estas tres informaciones son integradas en el cerebro para dar una idea
global de la posición del cuerpo. Al menos dos de estos tres receptores
han de encontrarse en buen funcionamiento para que nos mantengamos en
equilibrio. Además, se ha comprobado la existencia de conexiones entre
los receptores de la columna cervical y los núcleos vestibulares, lo que
justifica que la disfunción cervical produzca la sensación de mareo o
desequilibrio.
Hay muchas causas para los mareos y muchas de ellas se pueden abordar desde la fisioterapia.
El diagnóstico diferencial incluiría:
Mareo cervicogénico
Vértigo posicional paroxístico benigno
Fístula perilinfática,
Conmoción o concusión laberíntica
Vértigo relacionado con migraña
Disfunción vestibular central o periférica
El diagnóstico se hace por exclusión, aunque hay algunos datos que nos
pueden orientar hacia un origen u otro, como por ejemplo la relación
temporal entre el dolor de cuello y el mareo, o la existencia de
síntomas que indiquen patología del sistema nervioso central (vértigo
constante, asimetría facial, cefalea severa), del oído interno (pérdida
de audición, mareo permanente, vértigo pasajero) o una lesión cervical
previa.
El mareo cervicogénico, es decir, el que está producido
por una disfunción de la columna cervical, va acompañado de dolor o
bien en reposo, al movimiento o a la palpación. Se puede acompañar de
limitación del movimiento, cefalea, inestabilidad.
Las causas
pueden ser desde contracturas musculares a artrosis cervical, hernias
discales, whiplash/latigazos cervicales/esguince cervical o alteraciones
de la postura como rectificación de la lordosis cervical, la existencia
de una costilla supranumeraria, una disfunción occipucio-atlas-axis o
angioespasmo (espasmo vascular)/oclusión de la arteria vertebral.
Todas estas alteraciones pueden abordarse con un tratamiento global
basado en una buena valoración que ayude a identificar el verdadero
origen del síntoma del mareo.
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