Los huesos, ligamentos y músculos del pie constituyen una
estructura elástica que le permite al pie adaptarse a superficies
desiguales, deformarse para absorber golpes o transformarse en una
palanca que transmite el peso del cuerpo.
La forma de la planta del pie presenta normalmente una bóveda cóncava hacia abajo, con dos arcos: longitudinal y transverso.
Esta bóveda tiene tres puntos de apoyo que corresponden a la cabeza del primer metatarsiano, a la cabeza del quinto metatarsiano y a la tuberosidad del calcáneo; que junto a las partes blandas dan forma a la impresión plantar.
Como si de un elemento de arquitectura gótica se tratase, donde los
arcos cumplen la función de estabilidad y sujección de la bóveda de
grandes dimenSiones (catedrales, pórticos, etc), los arcos plantares
cumplen una función de estabilidad de nuestro cuerpo.
La disfunsión
de su estructura, traerá consecuencias mecánicas en las articulaciones
próximas: tobillo, rodilla, cadera y cintura lumbar.
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